La vida de un escolán está vinculada a la liturgia, es decir, al culto de Dios en la Iglesia, desde el momento en que ofrece su voz para cantar las alabanzas divinas y toma la cogulla, su hábito coral, que representa, con su color blanco, la pureza propia de los niños.


La vida litúrgica de los escolanes consiste, sobre todo, en el canto diario de la Santa Misa en la basílica junto a los monjes benedictinos. Los alumnos de la Escolanía reciben una catequesis adecuada para comprender bien la misa y participar en ella con fruto.


Además de la misa, los escolanes cantan diariamente Laudes y Completas, en un formato adaptado a su edad, en la capilla de la Escolanía, uniéndose así a toda la Iglesia en el rezo de la Liturgia de las Horas. También tienen acceso diario, si lo desean, al sacramento de la confesión.

